viernes, 25 de marzo de 2011

Viajando por Europa X – Bruselas - Bélgica


El día que visitariamos Bruselas, amaneció algo lluvioso, por lo que salimos un poco mas tarde y parte del recorrido por la ciudad fue descartado.

Luego de tomar el tren, tomamos el subte que nos llevaria al Atomium, una impresionante estructura de 100 metros de altura y que posee 9 esferas, sin descontar que el entorno es muy lindo también.

Luego de visitarlo y sacarnos las típicas fotos, la lluvia comenzó a molestar nuevamente por lo que nuestro posible recorrido a pie fue modificado por uno en subte que nos llevaría al centro de la ciudad.

La segunda visita fue a la galeria de la reina, una impresionante galeria de 200 metros de largo y techada por una espectacular cúpula de cristal, dicen las malas lenguas que un rey la hizo construir para evitar que su esposa se moje cuando iba de compras en días de lluvia.

Ya con un poco de hambre paramos en uno de los famosos restaurant que ofrecen moules fritos (mejillones fritos embebidos en sopa), por supuesto me pedí uno acompañado por un vino de la casa. Tanto mi novia como Bart fueron a lo clásico, se pidieron pollo y pastas.




Salimos de allí con la barriga llena y fuimos a caminar, mi novia como era de esperarse entró a cuanta tienda de ropa femenina hubiera, es que en Julio, los precios de los artículos bajan un montón. Luego de una hora, más o menos, nos fuimos a caminar y llegamos a la Grande Place, o plaza central. Esta plaza es impresionante, a los cuatro lados visualizas edificios de esectacular fachada, ademas hay algunos puestos muy lindos. En cuanto a las estructuras, salvo el ayuntamiento que se conserva desde la época medieval, los demas edificios han sido reconstruidos debidos a las guerras que sufrió esta ciudad. Allí hay un museo de cerveza, pero lamentablemente el tiempo no daba. ¡Maldita lluvia! También se encuentra un brewpub, pero los precios nos espantaron y fuimos a otro lugar que nos recomendó Bart, donde el precio de la Stella Artois, era de tan sólo 85 centavos de euro, para allí fuimos, bebimos un poco, descansaron nuestras piernas y seguimos de paseo por esta maravillosa ciudad.




La siguiente visita fue a la estatua denominada Manneken Pis, o niño que orina. Es una enorme estatua de tan sólo 50 cm de altura, que trata sobre un niño que simplemente orina. También está la versión femenina pero no es tan graciosa como el niño.



Y por supuesto para lo último nos reservamos la frutilla del postre: Delirium café. Este bar es muy conocido en Bélgica y quizás entre dentro de los TOP 10 de los bares más famosos del mundo, es porque no se debe a que el ambiente es muy ameno o porque posee varios pisos. Quizás pudiera ser porque el símbolo del bar es un elefente rosa o porque extrañamente en los techos hay colgados paraguas abiertos y fuentes para servir cerveza, otros dirían lo que realmente llama la atención es que su cerveza es considerada por varios expertos como la mejor cerveza del mundo, quizás sea el conjunto de todas estas cosas, pero no, la verdad se da porque en su carta ofrecen la escalofriante cifra de mas de ¡2.000 cervezas distintas!




Uno de los motivos de incluir en mi bosquejo de itinireraio era Bélgica por esta sencilla razón, conocer este bar de que tanto me habían hablado, por supuesto Bélgica es mucho más que un bar y verdaderamente lo comprobé, pero sencillamente si pasaba por Bélgica y no conocía el Deliryum mi viaje no sería del todo completo.



Apenas entramos con Gi y Bart, nos sentamos en una mesa y solicitamos la carta, nos trajeron dos cartas denominadas de “cervezas selectas” y una carta que me hizo recordad al manual Kapeluz de mi infancia en la escuela: era enorme y sólo consistía en cervezas, intenté leer todas las cervezas que tenían en el momento pero me hubiera pasado toda una tarde: consitía en unas 1.000 – 1.200 cervezas belgas y las restantes a cervezas importadas, hasta Quilmes tenían. Entonces ¿qué pedir?, Bueno mi novia pidió una Cookie Beer, o sea, una cerveza de galletita donde predominaba los azucares residuales y la canela, Bart por recomendación mía solicitó Gulden Draak, una compleja cerveza belga de 10,5% de alcohol que posee fuertes presencia a ciruelas, guindas y cerezas, aunque tambíen se hace presente el café en su versión más dulce y con un sabor final más amargo, una cerveza muy pero muy buena.





Y yo ¿qué hice?, directamente cerré los ojos, tomé la carta y elegí al azar, me tocó una Saison Dupont, esta cerveza de temporada fue considerada hace unas años como la mejor cerveza del mundo, tuve el gusto de replicarla a nivel casero, pero la verdad, probando la versión original, me quedó fuy diferente. La versión original se presenta extremadamente muy seca, llega a ser un tanto molesto, más si venís tomando cervezas muy caramelosas o con fuerte presencia a azúcar, las catas que generalemente leí, comentan de una cerveza que se expresa en aroma y en el primer sorbo como muy dulce para pasar a una explosiva fortaleza del lúpulo, en mi caso, sólo encontré el lúpulo. Me quedé con la sensación de que quizás la cerveza no estaba en su punto ideal.


Por supuesto hubo una segunda vuelta, una Orval se hizo presente en nuestra mesa. Me había quedado la fea impresión de la que había comprado en un carrefour en Roma, pero esta cerveza se tomaría revancha: se presenta en aroma como muy herval a y a pomelo, para luego en sabor dar notas cítricas y un refrescante afrutado de la levadura, una excelente cerveza, para tomar más de una vez.



Ya de vuelta en Nemen, Bart me deleitó con una sorpresa: Una Westbleteren (en nuestro criollo sería como decir (vasfriten). Esta cerveza tiene la particularidad de también denominarse como una de las mejores cervezas del mundo, quizás sea porque en boca es muy buena o porque es muy dificil de conseguir: no la venden en ningún lado salvo en el monasterio, por medio de pedido telefónico y solo reparten dos docenas de botellas según la placa de tu vehículo por mes (por lo que no podés repetir), ah, me olvidaba, en cada mes venden solo un tipo de cerveza, si quieres repetir una graduación, deberás esperar otros 3 meses. Volviendo a la cerveza, esta se presenta muy compleja, de tonos cobrizos y espuma de color beige, se hace presente un complejo frutal como a durazno, almendras, pasas, especias y caramelo, entre otros. En sabor adem´pas hay notas a chocolate y especias, simplemente una cerveza imptresionante. Lástima que Bart, no siguió sacando botellas sino me las tomaba a todas.


La noche parecía terminar allí, con una ricas empanadas y la Westbleteren, pero no, Bart recibió a una amiga Kathlyn y nos fuimos a “Casamundo” el bar del pueblo. Mientras escucabamos música en vivo, nos tomamos algunas cervezas más: Yo me pedí una Rodenbach, una cerveza tradicional belga,de tipo Red Ale de 5,2% de alcohol, que es mas como una gueuse, porque se compone de ¾ partes de cerveza joven y ¼ de cerveza añejada durantes dos años en barril, de allí que percibí las notas afrutadas y maderadas y un excelente sabor amargo dulzón, termina siendo muy refrescante. Mi novia se pidió una Liefmans , cerveza que se percibe a los ojos como de un color marrón rojizo y una espuma beige con tintes de rojo, de poco tenos alcóholico, 4, 5%, es una buena cerveza para mujeres ya que la frambuesa le queda muy bien. En camio Bart se pidió una Maredsous 8, una muy buena cerveza, que se percibe como muy afrutada y con reminiscencias a café y chocolate. Para despedirme del bar y ya practicamente de Bélgica, me despaché con una Kwak, una cerveza de 8,4% de alcohol y muy bien elaborada, donde se perciben aromas a cereales, frutas, con un buen fondo floral y tintes tostados y a c afé. Como todas las cervezas belgas, cada una se debe servir en su vaso o copa, en este caso fue servida en su vaso típico denominado “vaso del cochero”, el mismo vaso hace recordar a las viejas bocinas y esta sostenido por un armazón de madera, de tal manera que los cocheros o conductores de los carruajes, podían beber su cerveza mientras conducían.



Luego de disfrutas unas horas mas de nuestra estadía en Casamundo, nos fuimos a dormir porque bien temprano debíamos tomar el autobus a la ciudad de Lille, Francia para viajar en tren a la ciudad de París.